Figura tomada de pixabay.com (pexels)
El suelo es un organismo vivo, que cumple funciones vitales, entre ellas transformar la materia inerte y en descomposición, así como los minerales, en nutrientes para las plantas; controlar las enfermedades de las plantas, los insectos y malas hierbas (Hernández, 2021).
Así también, ayuda a suministrar agua potable, evitar la desertificación y proporcionar resiliencia a las inundaciones, la sequía, y, por lo tanto, mitiga el cambio climático a través del secuestro de carbono y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, constituyendo la mayor reserva de carbono orgánico terrestre, que es más del doble de la cantidad que almacena la vegetación (Hernández, 2021).
Mejorar la estructura de los suelos con efectos positivos para la capacidad de retención de agua y nutrientes de los suelos y, por último, mejorar la producción de cultivos (Bot & Benites, 2005).
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